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"Vientos en Chicá"

  • Luis Mario
  • 31 mar 2017
  • 2 Min. de lectura

En QuéTrip las aventuras no se detienen, y esta vez no sería la excepción…

Hablo de nuestro trip "Vientos en Chicá".

Empezamos por la decisión de ir… porque fue tomada bastante meditada, debido al súper tráfico que nos alcanzó en el Puente de Las Américas y por momentos nos hizo dudar de si era buena idea ir o no…

Y ¡definitivamente lo fue!

Al llegar al pueblo, algo desorientados, le preguntamos a unos señores en una tienda por la dirección de la finca, y al mencionarle a uno que se acercó al auto el apellido del dueño, resultó ser el sobrino del señor. Lo sorpresivo es que se subió al auto y ofreciéndose a guiarnos hasta el lugar, y por si fuera poco, y muy relajado por algunos "traguitos", comenzó a tocar (bastante bien) la guitarra que llevábamos en el asiento trasero para cantar en el trip.

¡VAMOS BIENN!

El terreno era muy bonito; una vista súper linda del panorama.

Nos dimos cuenta que el trip comenzaba justo cuando se nos presenta el anfitrión del paseo… "EL VIENTO"… Fue todo un reto armar las carpas sin que nuestro genial nuevo amigo intentara llevárselas, y se hacía más oscuro cada vez. Al final las atamos a los árboles y aunque no lo crean, hasta a una rueda de cada auto (puestos a un lateral para romper un poco el viento).

El viento se hizo notar hasta la cena, ya que fue otro desafío prender la llama de nuestra "estufita" de camping. Pero apoyados por algunas mesas que sirvieron de barricada, pudimos hacer nuestra fantástica pasta con un toque de orégano brutal! (Y a la que más le gustó fue a Kerya, ¡pueden preguntarle!). Luego de eso, cerramos la noche con un súper descanso en una temperatura perfecta.

A la mañana siguiente nuestro magnífico viento no nos abandonó durante la osada cocina de nuestra amiga Kerya y nuestra otra compañera de trip, Nedelka. Y por supuesto, el asecho de un gato enorme que merodeaba nuestras tiendas con intenciones chéveres.

Luego de tan gourmet y deliciosa comida ("Hongos a la Portobello", Puerco y Sandwishes) comenzamos a desarmar las carpas... retador pero divertidísimo, porque eres tú o el viento.

Son estos detalles los que nos ayudan a valorar lo que tenemos día a día, y nos enseñan que siempre hay una forma de hacer las cosas, solo hay que encontrarla.

Y así terminó nuestro súper viaje a Chicá, y créanme "vientos", fue ¡QUÉ TRIP!

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